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Ni las tapas de los desagües se salvan de la voracidad de los ladrones

Ni las tapas de los desagües se salvan de la voracidad de los ladrones
Ni las tapas de los desagües se salvan de la voracidad de los ladrones:

En tiempos de crisis, lo importante es sobrevivir, deben pensar los delincuentes que siempre encuentran una nueva variante para medrar con los bienes ajenos. Sobre todo, si están escasamente vigilados y la sustracción requiere de poco esfuerzo. Y los delincuentes de la región encontraron un nuevo objeto vulnerable: las tapas de los desagües pluviales.

Están hechas de hierro fundido, un material que es relativamente fácil de revender en el mercado paralelo porque se lo busca para realizar después otro tipo de objetos. Especialmente, parrillas, asadores y discos, entre otros objetos. El otro atractivo para los ladrones es que están dispersas por todas las ciudades, por lo que es imposible mantenerles una guardia especial, y están contenidas por un sistema de sujeción que es sencillo de desmontar. Un solo sujeto, con un vehículo y las herramientas apropiadas, puede hacerse de por lo menos seis tapas en unas horas. Al menos así ocurrió con el individuo que atrapado con las manos en la masa en Neuquén: fue detenido a bordo de una Suran con la luneta destruida y esa cantidad de objetos arrancados de las calles.

En menos de un año, la municipalidad de Neuquén tuvo que reemplazar unas 300 tapas, lo que representó una erogación de 20 millones de pesos. El latrocinio alcanzó al 10 % de las bocas de tormenta. La preocupación no solo pasaba por lo económico: estos “agujeros negros” son un peligro para los desprevenidos conductores, que terminaron más de una vez con neumáticos, llantas y tren delantero destruidos, sino también para la seguridad de las personas. Por eso, y hasta que puedan ser reemplazadas, se colocan un par de cubiertas a modo de advertencia.

Para tratar de limitar la vandalización de las rejillas, el municipio empezó a diseñar un sistema de trabas y de cadenas, para que al menos ya no les sea tan sencillo. Entre esta situación y una mayor vigilancia nocturna, aparentemente fueron limitando el accionar de los cacos.

Pero el “efecto contagio” ya se puso en marcha. En Cipolletti, durante una sola noche se apoderaron de ocho tapas ubicadas sobre la calle Naciones Unidas, un eje troncal de circulación norte – sur.

Consultados por esta situación, desde el municipio de Roca respondieron que hasta ahora no falta ninguna tapa de tormenta. Pero, por las dudas, habrá que tomar precauciones.

Gentileza anr

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