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No se sabe nada del judicial desaparecido hace dos meses

Las esperanzas se desvanecieron hace tiempo. Los días pasaron y las posibilidades de encontrar con vida a Javier Videla, el empleado judicial desaparecido en Roca, son casi nulas. Sólo queda la utópica chance de que el único detenido, Antonio Colicheo confiese el hecho y señale dónde está su cuerpo.

Con respecto a la investigación, es muy poco lo que avanzó. Las pericias a los 17 celulares secuestrados indican algunos movimientos de Colicheo, pero la escasa cobertura del servicio en la zona hace imposible que se siga el rastro más allá de unos pocos kilómetros al norte del aeropuerto de Roca. Al perder la señal, el aparato deja de conectarse con las antenas proveedoras y no se puede triangular su posicionamiento.

La causa está casi paralizada, sólo resta conocer el resultado de diferentes análisis genéticos de la sangre encontrada en el auto de Videla, como también de la ropa que tenía Colicheo al momento de la detención, unas siete horas después del secuestro, ocurrida el 4 de marzo cerca de la 1 de la mañana en un departamento de la zona del IUPA en Roca.

Por el caso, Colicheo, un hombre con antecedentes y de dudosa reputación, fue detenido y acusado por desaparición forzada de persona y por el intento de homicidio de la pareja de Videla, a quien le disparó en el momento que se llevó secuestrado al empleado judicial. También se le formuló cargos por el homicidio de una mujer, Alejandra Casmuz, quien fue encontrada enterrada en un campo en Casa de Piedra, donde el imputado trabajaba y en el lugar al que fue a refugiarse.

Mientras, y para resguardar su integridad física, el imputado fue trasladado a la cárcel de Viedma, porque en Roca se encuentra detenido hace varios años Diego Casmuz, el padre de la mujer de 29 años encontrada muerta en Casa de Piedra, y se temía algún tipo de venganza dentro del establecimiento de Ejecución Penal de Roca.

La trama del caso es absolutamente extraña y desde el equipo de investigación que comanda el fiscal Luciano Garrido no encuentran vínculo entre los dos casos más allá de que el autor, que es la misma persona. El arma con la que se ejecutó a la mujer y con la que Colicheo disparó contra Julio Sánchez, la pareja de Videla es la misma 9 milímetros robada a un policía jubilado de Neuquén. También en el auto del empleado judicial se encontró un casquillo de bala en uno de los parantes y tiene coincidencia con esa pistola.

Por ahora, y al existir un silencio sepulcral por parte de Colicheo, sólo se conoce una parte de la historia, que es el relato de Sánchez, quien atendió a los policías de la Comisaría 21° cuando llegaron durante la madrugada del 4 de marzo al departamento que compartían ambos. El llamado al 911 lo hicieron los vecinos que escucharon los tiros y allí pudieron hablar con la pareja de Videla, quien relató que el mecánico se había llevado a su pareja encerrado en el baúl de su Chevrolet Vectra.

Sánchez explicó que cerca de las 21, Videla recibió un llamado para ir a buscar a Allen el auto de su hermana, un Chevrolet Agile que Colicheo estaba reparando hace varias semanas. Cerca de la medianoche, sólo regresó Colicheo, en el Vectra de Videla y que le preguntó si el empleado judicial había regresado.

Luego de unos minutos, se escuchó una bocina y cuando salió Sánchez, Colicheo lo llamó para que se acerque y justo en ese momento escuchó un grito desesperado desde adentro del baúl en el que el Videla le advertía «corré, Julito corré, metete en el departamento», y en plena carrea se sintieron dos disparos que dieron en la puerta del domicilio que compartía la pareja.

Desde ese momento no se sabe nada más de Videla. La Policía montó un operativo cerrojo, pero no pudo dar con el Chevrolet Vectra. Durante toda la noche, el departamento de la calle Libertad estuvo lleno de uniformados, quienes realizaron pericias de todo tipo. Sin embargo, horas después, a media mañana, el auto buscado apareció estacionado a la vuelta sin que nadie haya visto absolutamente nada.

Mientras en Roca todo era consternación por el secuestro, con las primeras horas de luz, un hombre, el propietario del campo La Perseverancia, ubicado a unos 75 kilómetros al norte de Roca, llegó al puesto caminero de Casa de Piedra y denunció que sus perros habían encontrado la pierna de una mujer. Al regresar con la Policía, encontraron en el lugar a Colicheo, quien había llegado hasta allí en un Chevrolet Agile (de la hermana de Videla) y dentro del auto encontraron una pistola 9 milímetros con manchas de sangre, una riñonera de Videla, junto con el DNI, la billetera y el teléfono celular del empleado judicial desaparecido.

La familia cree que fue secuestrado por el imputado, luego de una discusión por la demora en la entrega del auto de Andrea, la hermana de Videla, por la que Colicheo ya había cobrado la totalidad del trabajo. «Creemos que se inició una pelea y Colicheo decidió hacerlo desaparecer», comentó el abogado de la familia Marcial Peralta, quien además explicó que aún se espera por los resultados genéticos de la sangre encontrada dentro del auto de Videla.

En dos meses de investigación, poco se sabe de lo qué pasó. Menos aún el móvil, tanto de la desaparición de Videla como del crimen de Casmuz, quien fue ejecutada de dos disparos, uno de ellos realizado con la mujer de rodillas, como confirma el informe de autopsia, ambos realizados con la misma pistola 9 milímetros.

Desde la fiscalía creen que por la cantidad de horas que pasaron entre el secuestro y el momento en que dejó el Vectra, Colicheo puede haberlo descartado en algún lugar de la barda norte de la ciudad, en una zona de difícil acceso a varios kilómetros de Roca y que por su modo de actuar, sobre todo por como escondió el cuerpo de Casmuz, los restos del empleado judicial deben enterrados y de esa manera a los perros adiestrados se les hace imposible encontrar un rastro.

 

Gentileza mejorinformado

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