No alcanza con llevarse bien con un gremio mayoritario para garantizar el funcionamiento del Estado. Tampoco alcanza con la cesion de hoteles ni menos aún con el corte de cintas de un local, como ocurrió hace algunos días cuando la gobernadora Arabela Carreras llegó a Roca para inaugurar una nueva sede de ATE.

El diálogo que siempre privilegia a una agrupación está mostrando fisuras, porque esta vez, al menos en el inicio del debate salarial, UPCN y Unter dijeron que no a la oferta. A ATE no le quedó otra que estar en sintonía con ellos porque la negativa los iba a dejar en una posición difícil ante sus afiliados. En el Ejecutivo daban por hecho que iban a tener primero la postura favorable del gremio que conduce Rodrigo Vicente, pero estos, conocedores del paño, esperaron que los otros se pronuncien.

Este viernes volvieron a reunirse para ver cuánto mejoró la propuesta el Gobierno, pero todavía no conocemos qué hará cada agrupación.

Sin dudas fue un error de estrategia, la misma que ya ejercitaba el ex gobernador Alberto Weretilneck, que tras un inicio de gobierno complejo en su relación con ATE, optó por sumarlo como un gremio amigo.

El problema no es ATE, que sabe hacer su juego y consigue lo que se propone. El problema lo tiene el Ejecutivo, que primero sondea qué dice ATE y después hace pública su oferta.

Esta vez no alcanzó con ese diálogo que privilegia a una de las agrupaciones. Los otros dos gremios grandes se plantaron y desnudaron que para la próxima será necesario el consenso más amplio.

Tener contenta a una parte del Estado es insuficiente, sobre todo cuando hay ámbitos donde ATE no puede garantizar la prestación del servicio. Está claro que en Educación manda Unter y que en el sector salud está muy dividido el reparto de afiliados.

Solo una mirada más amplia y el diálogo con los que no se consideran aliados, servirá para garantizar un año tranquilo para el Estado rionegrino, que viene de un 2020 con funcionamiento irregular por la pandemia.

Por: Jorge Vergara [email protected]