No es fácil digerir tanta violencia. Es complejo tratar de entender que para algunos las cosas se consiguen rompiendo, pintando o golpeando. Para una franja de la sociedad mucho más grande de lo que imaginamos, ése es el método por el que se consiguen cosas y el método en alza en tiempos complejos en materia política. La muestra más clara es la de la agrupación Odel, que fue protagonista de varios hechos cargados de tensión y donde la posibilidad de diálogo está y estuvo siempre ausente.

Lo ocurrido en la sede central del diario Río Negro fue sin dudas el hecho de la semana. El más desagradable también, el más tenso. Donde un solo bando intentó enfrentarse con nadie. Porque está claro que cuando un sector propone violencia y el otro solo habilita el diálogo, no hay enfrentamiento posible. En todo caso es un bando que arrasa con todo.

Son tan claras las imágenes de lo sucedido cuando integrantes de Odel ingresaron con pecheras de ATE al hall central de este diario, que es inútil negar lo sucedido.

Y poco importa si Miguel Báez estuvo o no en la movilización, si él los mandó o no, si tienen línea directa o no con la CTA Autónoma, porque los hechos sucedieron y fueron noticia nacional y porque los protagonistas de tan violenta irrupción hicieron escuela con esos métodos. Aprendieron que apretar da resultados. Y entendieron que por más duros que sean, la respuesta judicial es lenta y con sanciones hasta irrelevantes. Por eso es clave ver qué harán con este caso, porque si hay sanciones ejemplares serán una señal para que quede claro que éste es el límite y que la libertad de expresión no se toca. Y si no las hay, también implicará un aval para futuras expresiones como estas.

No da ni jamás dará resultado eso de que si no nos gusta la noticia matamos al mensajero, porque Río Negro y cualquier otro diario seguirán diciendo la verdad y contando hechos como los ocurridos el martes, o como los que protagonizó el mismo Báez a lo largo de su vida dirigencial, que uno a uno fueron registrados por este medio. Hasta ahora, la inacción policial tampoco tuvo explicación.

Por: Jorge Vergara [email protected]