El inicio de la floración en las plantaciones frutales en el Alto Valle, renueva las esperanzas por tener una próxima temporada de cosecha que genere movimiento económico con la ocupación de mano de obra para las tareas de recolección, de procesamiento en empaques y el ingreso de divisas para la región. Pero al mismo tiempo la preocupación por los factores climáticos que pueden alterar las expectativas en cuanto a los resultados económicos.

Uno de estos factores son las heladas que producen daños y pérdidas de los frutos que comienzan a formarse. Los productores tienen su atención puesta en los pronósticos que alertan sobre las bajas temperaturas que pueden registrarse en la región, y en la puesta en marcha de los métodos activos y pasivos para tratar de defender las plantaciones cuando las temperaturas se aproximan a cero grados.

La certeza de los pronósticos es primordial para los productores, porque la puesta en marcha de los equipos de riego por aspersión o el encendido de calefactores para tratar de mitigar las bajas temperaturas, representa una importante erogación de recursos, tanto en combustible como en mano de obra y repuestos, para garantizar el correcto funcionamiento de los sistemas antiheladas.

De acuerdo a las evaluaciones, realizar las tareas de protección contra las heladas, significará un incremento que ronda el 100% en relación a los fondos destinados en 2021, tomando solo en cuenta el valor del combustible. Además, tampoco está garantizado contar con el combustible necesario para la puesta en marcha de motores o el encendido de calefactores.

La preocupación aumenta teniendo en cuenta que este año hubo un adelantamiento del estado fenológico de las distintas variedades de las plantaciones frutales. Por caso, las variedades de carozo como duraznos, pelones y en algunas variedades de ciruela, ya están en plena floración. En los últimos diez días, los productores tuvieron que defender contra las heladas en cuatro oportunidades con temperaturas que, en algunos puntos del Alto Valle, llegaron a los 8 grados bajo cero.

De igual modo, en las algunas variedades frutas de pepita, hay un adelantamiento de entre 10 y 15 días en el estado fenológico, por lo que se prevé que la semana entrante, en el caso de registrarse heladas, también habrá que poner en práctica los métodos de protección.

“La protección contra las heladas ya comenzó, en las plantaciones de carozo ya hubo cuatro noches de encendido de equipos, y en los próximos días se va a iniciar la tarea en las plantaciones de pepita porque hay un adelantamiento en la floración”, señaló Mauricio Molinaro, que preside la Cámara de Productores Agrícolas de General Enrique Godoy, Villa Regina, Chichinales y Valle Azul.

“Hoy enfrentamos varios problemas, por un lado, el costo del combustible, que por ejemplo en el caso del gas oil están en los $140, y en que no está garantizada la provisión. Muchos productores en estos últimos días tuvieron que comprar en varias estaciones de servicios porque no llegaban a la cantidad que necesitaban”, agregó.

Es que, por noche, cuando encienden los equipos, necesitan un mínimo de 100 litros para que los motores estén en marcha por un plazo de cuatro a cinco horas. “Ni hablar si se dan heladas más largas, ya hemos tenido en otras oportunidades heladas de entre 8 y 12 horas”, comentó.

El presidente de la Cámara de Productores Agrícolas de Regina, señaló que “los costos que manejamos son muy altos, pero no hacer la tarea de defensa implica perder la cosecha. En números estamos hablando de una inversión que ronda los $4 millones en diez días, sumando el combustible, pago del personal, repuestos por rotura de algún elemento y la reposición de otros que son robados”.

Precisamente el robo de elementos en los equipos de protección es otra de las preocupaciones. No se trata solo del robo de aspersores, sino que se suman los robos de baterías en los motores, de filtros y carburadores, entre otros.

“Esta situación se la planteamos a la ministra de Seguridad, Betiana Minor, en una reunión; la preocupación por los robos. Está claro que si estos hechos ocurren es porque también hay productores que compran esos elementos robados”, indicó.

Por caso, comentó que “los valores de los aspersores varían de acuerdo al tipo de material con el que los fabrican. La mayoría opta por los plásticos que tienen un valor más accesible, pero quienes utilizan otros que son metálicos, los precios pueden llegar a los $5.000 por aspersor”.

“Las heladas son uno de los factores que preocupan a los productores. Siempre digo que la producción de frutas es una lotería; en una noche de helada se rompe o falla el equipo y podés perder todo; una vez que se comienza a mojar la planta no se puede parar. Después tenemos la incidencia de los vientos, que es un fenómeno que está ocurriendo con ráfagas muy fuertes que también pueden afectar en el desarrollo del fruto, y finalmente la caída de piedra y granizo, que también te puede hacer perder todo”.

Apuntó finalmente que en las chacras ubicadas en el extremo este del Alto Valle rionegrino, son pocos los productores que no disponen de un sistema activo de defensa contra las heladas. “En su gran mayoría tienen riego por aspersión, tanto en altura como el subarbóreo, otros hacen defensa con riego por manto, pero también utilizando motores para realizar el riego. Es decir que el problema del costo de combustible afecta a todos, porque de eso depende la futura cosecha”.

El gobierno de Río Negro a través del Ministerio de Producción, ofreció a los productores frutícolas el acceso a líneas de financiamiento para la compra de equipos de riesgo por aspersión.

En total la provincia dispuso de un fondo de $200 millones para otorgar en crédito a una tasa del 14%, un año de gracia y cinco para la restitución del fondo.

El subsecretario de Fruticultura, Pablo de Azevedo, explicó que “esta línea de créditos está dirigida precisamente a la compra de equipos para el combate activo contra las heladas”.

Remarcó al mismo tiempo, que esta línea de asistencia económica no es la única que se puso en marcha, ya que en los próximos días estará habilitado el programa de agroinsumos para atender la cuestión de sanidad de las plantaciones frutales.

“Son distintas acciones la que se vienen llevando a cabo, por ejemplo, existen diferimientos en compromisos con la provincia para todos los productores que están alcanzados por la declaración de emergencia y desastre que decretó el año pasado el gobierno provincial”, explicó.

En los últimos años desde el gobierno provincial se abrieron varias líneas de financiamiento para el sostenimiento de la “sanidad” frutícola. Desde el sector productor comentaron que estos créditos son “ventajosos”, aunque por el contexto económico resultan cada vez más inalcanzables para el pequeño y mediano fruticultor.

“Es una herramienta muy buena para equipar la producción. Desde hace dos años que se implementa, al igual que un crédito para colocar mallas antigranizo. Hablamos igual de un monto limitado de dinero porque no habría fondos que alcance”, detalló a RÍO NEGRO José Alberto García, productor de Roca. El hombre enfatizó que estos préstamos pudieron aprovecharse para comenzar con una paulatina implementación de sistemas de prevención para la temporada gélida.

En particular el programa de “defensa contra heladas” es implementado desde el Ministerio de Producción y Agroindustria. El organismo ofrece facilidades para el pago de estos créditos con bajas tasas de interés. Tienen un plazo de hasta cinco años para su cancelación.

“Promover de parte de Provincia la defensa contra heladas a la larga resulta beneficioso para ellos, porque siempre se termina actuando a posterior cuando pedimos prórrogas del pago de impuestos para tratar de cubrir las pérdidas”, añadió García.

Por su parte el presidente de la Cámara de Productores de Roca, Daniel Pérez, comentó que en muchos casos la tambaleante realidad económica del país retrasa cada vez más la implementación de estas mejoras. “Por ahí son accesibles, pero no han estado al alcance de todos”, detalló.

Esta situación se refleja en la escasa cantidad de hectáreas productivas cubiertas en la zona. Según datos arrojados por el último censo realizado por la cámara local, solo el ocho por ciento de la capacidad productiva de cada chacarero cuenta con riego por aspersión tradicional o subarbóreo.

“En cuanto al sistema antiheladas no es mucha la cantidad en mano de los productores primarios, pero sí en el caso de las grandes empresas”, precisó Pérez.

La implementación del riego por aspersión tradicional es muy costoso, llegando por encima de los 6.000 dólares por hectárea.

No obstante, se apuntó que, en muchos casos, los montos finales siempre dependen de la búsqueda de precios y las tácticas de “regateo” para cerrar la negociación de compra.