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Rituales y sacrificios animales: una práctica que persiste a pesar de las prohibiciones

Rituales y sacrificios animales: una práctica que persiste a pesar de las prohibiciones:

A lo largo de la historia, la humanidad desarrolló diversas prácticas de rituales mágicos que le permitieron enfrentar una realidad incomprensible y amenazante. Pero el camino del conocimiento nunca fue una línea recta y esas prácticas persisten, aún con los avances científicos y tecnológicos alcanzados. La búsqueda del amor y la fortuna siguen siendo los objetivos más buscados, aunque algunos se inclinen por producir daños hacia otras personas. “Trabajos”, “amarres”, magia negra o blanca, sesiones especiales, son difundidas a través de las diferentes redes. Y en algún caso, llegan a involucrar el sacrificio de animales.

Por ejemplo, en varias oportunidades vecinos de Roca han denunciado la aparición de perros desollados, una práctica de extrema crueldad que, entienden, formaría parte de algunas prácticas satánicas. En otros sectores de la ciudad se han encontrado cuerpos de gatos incinerados parcialmente, que también se interpreta como un ritual de algún tipo de “magia”. Los felinos, especialmente si son de color negro, son asociados a la presencia del “diablo”.

Las aves no escapan a esta búsqueda de la tranquilidad espiritual de ciertas almas creyentes. Gallos y gallinas suelen ser sacrificados en medio de pedidos especiales a la divinidad. Otros prefieren utilizar palomas. En cambio, ha caído en desuso el sacrificio de animales más grandes. El costo económico que tiene un carnero o un cerdo les permitió a estos animales escapar de un ritual estremecedor.

Lo concreto es que a la hora de legislar, los concejales de nuestra ciudad prohibieron el uso de animales en estas prácticas en 2017 y la incluyeron entre las actividades enumeradas como “maltrato”.  Este veto incluye “utilizar animales en prácticas de hechicería causándole dolor, sufrimiento y/o muerte”, escribieron los ediles con el ánimo de desalentar estos actos. Tampoco está autorizado el uso de animales como “blanco de tiro con objetos capaces de causarles daño y/o muerte”.

En otro inciso, el cuerpo deliberativo incluyó la prohibición de las riñas “o cualquier espectáculo que implique lucha o competencia de animales”.

Además de la ordenanza local, existe una ley nacional que reprime con penas de prisión de entre 15 días y un año al que “infligiere malos tratos o hiciere víctima de actos de crueldad a los animales”. Se considera “maltrato” la falta de alimentación, el azuzarlos para el trabajo con elementos que produzcan dolor; hacerlos trabajar en jornadas excesivas; emplearlos en un trabajo cuando no están en condiciones físicas; estimularlos con drogas sin fines terapéuticos; o utilizarlos para arrastrar un vehículo que exceda notoriamente sus fuerzas.

Por otra parte, considera como “actos de crueldad” la “vivisección” cuando se haga “con fines que no sean científicamente demostrables”; mutilarlos, salvo cuando tenga fines de mejoramiento o por motivos de piedad; operarlos sin anestesia; realizar experimentos “con animales de grado superior en la escala zoológica”, lastimarlos, torturarlos o causarles sufrimientos innecesarios.

La ley nacional 14.346 también prohíbe “realizar actos públicos o privados de riñas de animales, corridas de toros, novilladas y parodias, en que se mate, hiera u hostilice a los animales”. La ley era de avanzada en su momento: fue sancionada por el Coongreso nacional en septiembre de 1954.

Gentileza anr

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