Usted esta aquí
Inicio > Regionales >

Ruta 22: una historia de 25 años de frustraciones y planes sin resolver

Ruta 22: una historia de 25 años de frustraciones y planes sin resolver
Ruta 22: una historia de 25 años de frustraciones y planes sin resolver:

A fines de los años ’90, la región del Alto Valle tenía un reclamo compartido: la ruta 22 ya no daba más y por una cuestión de seguridad, se necesitaba la ampliación y remodelación de esa arteria troncal.  Incluso había un amplio consenso en que se debía mantener la traza existente. Pero con el tiempo fueron apareciendo los inconvenientes: 25 años después de aquellos anuncios, las obras quedaron a medio hacer. Y lo que es peor, con varios tramos que todavía no tienen un proyecto ejecutivo terminado.

En la actualidad, transitar entre Cervantes y Cipolletti pone a prueba la paciencia de los conductores, además del estado de los neumáticos, amortiguadores y tren delantero de cada vehículo. Los tramos más irritantes: los que se encuentran entre Allen y Fernández Oro. Difíciles de transitar, con trabajos a medio terminar y derivadores muy mal mantenidos.

Ahora, el ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabiel Katopodis, volvió a incluir a esta ruta como una de las obras estratégicas en el plan Argentina Grande. “Son 120 grandes obras estructurales, de las 5.000 en marcha, que marcan un rumbo de crecimiento federal en nuestro país”, dijo el funcionario.

La obra tiene atrás una historia de frustraciones. Las tareas viales habían arrancado a buen ritmo en el ingreso y egreso a Villa Regina. Y en el tramo Chichinales – Ingeniero Huergo se puede transitar a buena velocidad y con relativa seguridad. Pero los problemas arrancaron cuando la obra se acercó a Roca: el entonces intendente, Martín Soria, puso el grito en el cielo al ver el diseño final de la obra. A su criterio, los puentes elevados partían la ciudad en dos y generaba graves problemas de transitabilidad interna. Hubo un amparo judicial y no se pudo avanzar.

Vialidad Nacional resolvió avanzar entonces en los tramos siguientes: entre J.J. Gómez y Cervantes; y de Cervantes a Fernández Oro – Acceso a Cipolletti. Pero los problemas no habían terminado. Por un lado, Allen observó que esos puentes elevados complicaban la circulación norte – sur, con todos los problemas que genera para la producción frutícola, el transporte de áridos y la actividad hidrocarburífera. La última prueba fue en Cipolletti: tal como se planificaba desde Buenos Aires, los trabajos dividían insalvablemente a un barrio que tiene más de 50 años de vida. Centenares de familias se fueron asentando al borde del canal principal de riego y conforman los populosos Puente 83 Norte y Sur. El paredón de tierra apisonada obligaría a hacer largos recorridos para poder continuar el ritmo actual.

Los vecinos cortaron la ruta en más de una oportunidad hasta que el actual responsable del distrito Río Negro de Vialidad Nacional, Gustavo Casas, se reunió con las familias para buscar un consenso.

En menos de 40 kilómetros, el proyecto acumuló protestas, quejas y reclamos judiciales que paralizaron los trabajos. Roca, Allen y Cipolletti están pidiendo cambios que por lo general sorprenden a la mentalidad de los técnicos de Vialidad Nacional.

¿Autopista o Autovía?

El pecado original de la iniciativa es que se pretendió construir una autopista atravesando un corredor productivo justamente por su eje central. “Si es autopista, tenemos vehículos que pueden transitar a 130 km/h y hay  que respetar ciertos parámetros de seguridad”, dicen los técnicos de la empresa nacional. Los intendentes, en cambio, opinan que ese proyecto debe amoldarse al criterio de quienes viven al lado y necesitan de esta vía de comunicación. Una autovía urbana, con su traza más baja y menor velocidad final, se adecuaría a sus reclamos.

Desde Vialidad explican que el tránsito medio diario anual de la ruta habilita a proponer una autopista, ya que fluctúa entre los 10.300 vehículos entre Roca y Allen, y los 55.000 que cruzan a Neuquén capital. Pero esos números hablan más del intercambio económico y social que ocurre entre las localidades del Alto Valle que a un tránsito pasante. En el ingreso a Río Negro, en Río Colorado, el tránsito promedio es de 3.500 vehículos, cifra que baja a 1.700 hasta el Valle Medio. Y vuelve a llegar a las 3.500 unidades diarias en Chichinales. De allí sube exponencialmente en el tramo Chichinales – Roca (8.400 diarios); Roca – Allen (10.300); Allen – Cipolletti (11.200). Esto significa que el principal componente es el tránsito intra regional; por lo cual una solución al problema debería enfocarse en ese aspecto.

Pero todavía falta

Aún cuando se resuelvan definitivamente los pedidos de las comunidades de Roca, Allen y Cipolletti, la ruta 22 no estará resuelta. Cuando Vialidad Nacional empezó a realizar sus planes, la jurisdicción llegaba hasta el acceso a la Isla Jordán – Circunvalación. De allí hasta la zona de los puentes estaba concesionado a la empresa Caminos del Valle y formaba parte del complejo Corredor 29. En 2011, esa UTE decidió retirarse de la región y devolvió la trama a al gobierno nacional. Pero los proyectos de Vialidad siguieron llegando hasta el mismo punto.

Si la magia, la justicia y el presupuesto se alinean, si en dos años se pudiera terminar todo el tramo inconcluso, aún así se estaría entrando a un embudo de difícil resolución.

Gentileza anr

Ir arriba