Y seguiremos, hasta que el río llegue al mar

Y nadaremos sobre la rompiente

La canción de La Portuaria resuena en el aire, como un deseo íntimo de libertad, como la concreción de un sueño de libertad, con el deseo de abrir un destino compartido. Algo así habrá estimulado a una pareja de rionegrinos de emprendió un viaje mítico: partir desde el Alto Valle para llegar a Alaska en una Kangoo acondicionada para que se convierta en su casa rodante.

Alejandra Morello e Ignacio Ruffa se habían recibido de contadores en la Universidad Naccional del Comahue y estaban dispuestos a los desafíos nuevos. Y este parecía una locura… pero, ¿por qué no? En línea recta, son unos 13.400 kilómetros, como dice cualquier buscador. Claro que si un mira el mapa, esa distancia es atravesando el Pacífico, algo imposible si el objetivo es ir en un utilitario.

Al final fueron algo más: 50.000 kilómetros para ingresar a Alaska, el territorio más cercano al Ártico de los Estados Unidos. Atrás quedaron Argentina, Sudamérica, América Central, México, Estados Unidos, Canadá. Adelante, un territorio que suena a aventuras; a las exigencias y al rigor del medio.

“Lo logramos. LA PUCHA QUE LO PARIOOOO!!! Tanto tiempo, tantas cosas, tantos km, personas… Pfff que difícil poner en palabras lo que estamos sintiendo”, escribieron los dos aventureros desde el norte del norte… “Mucho más que GRACIAS no hay para decir, primero a la chancha que se las banco hasta acá, a la flia que fue de fierro, ayudando, acompañando… A los amigos, los de Cipo y los que hicimos en el camino… A la gente que cruzamos en el camino, la que nos recibió en sus casas, los que compraron una artesanía, los que de alguna forma nos dieron un empujoncito para llegar acá… y sobre todo, a nosotros mismos, x no darnos por vencidos, por seguir apostando a este sueño, por no bajar los brazos”, enfatizaron Alejandra y Nacho.

La pareja comenzó los preparativos en 2018. Primero, haciendo los planes que después iban cambiando a medida que viajaban. Segundo, acondicionando la Kangoo, a la que bautizaron “la chancha”, y que se convirtió en el título de su travesía: “el patio de casa por América”.

¿Se termina ahora el viaje? No, es apenas una meta, un punto fijado en el mapa. “Vamos a conocer una parte de este territorio”, avisan. Después, recorrer la costa oeste y llegar a Baja California, ingresar a Mëxico y tal vez, llegar a Veracruz. La intención es embarcar el utilitario hasta Uruguay y desde allí hacer una recorrida por algunas provincias de la Argentina, antes de regresar al Alto Valle.

Ya pasaron cinco años; ya recorrieron 50.000 kilómetros; se han encontrado con personas maravillosas que dejaron enseñanzas increíbles; han pasado por algunas experiencias más difíciles, pero siguen juntos. Vendieron artesanías para estirar su pequeño presupuesto, conocieron lugares soñados y la personalidad profunda de cada país que cruzaron. Una experiencia maravillosa.