La comunidad de J.J. Gómez, en Roca, se encuentra conmocionada tras un violento episodio de vandalismo y robo en la Escuela N.º 66. El hecho, ocurrido el pasado lunes 23 de septiembre, dejó a la institución sin los alimentos destinados a los estudiantes, lo que generó indignación entre los vecinos.
 
Según el testimonio del cuerpo docente, los delincuentes rompieron la ventana del depósito de la escuela y sustrajeron mercadería clave para el comedor escolar, incluyendo leche, salsa, queso, aceite y chocolate, elementos fundamentales para la nutrición de los alumnos. El acto delictivo no terminó ahí: los agresores también causaron destrozos en las rejas, papeles y realizaron pintadas vulgares en la puerta de acceso.

Los daños materiales y el robo de los alimentos han generado un fuerte repudio en la comunidad, ya que se trata de recursos esenciales para el bienestar de los niños que asisten al establecimiento. «Es inaceptable que se metan con lo más básico, que es la comida de los chicos», expresó una docente visiblemente afectada.
 
El caso está siendo investigado por la fiscal Poblete, quien ya ordenó las primeras diligencias para dar con los responsables de este lamentable hecho que afecta no solo a la escuela, sino a toda la comunidad.

La comunidad de J.J. Gómez, en Roca, se encuentra conmocionada tras un violento episodio de vandalismo y robo en la Escuela N.º 66. El hecho, ocurrido el pasado lunes 23 de septiembre, dejó a la institución sin los alimentos destinados a los estudiantes, lo que generó indignación entre los vecinos.
 
Según el testimonio del cuerpo docente, los delincuentes rompieron la ventana del depósito de la escuela y sustrajeron mercadería clave para el comedor escolar, incluyendo leche, salsa, queso, aceite y chocolate, elementos fundamentales para la nutrición de los alumnos. El acto delictivo no terminó ahí: los agresores también causaron destrozos en las rejas, papeles y realizaron pintadas vulgares en la puerta de acceso.

Los daños materiales y el robo de los alimentos han generado un fuerte repudio en la comunidad, ya que se trata de recursos esenciales para el bienestar de los niños que asisten al establecimiento. «Es inaceptable que se metan con lo más básico, que es la comida de los chicos», expresó una docente visiblemente afectada.
 
El caso está siendo investigado por la fiscal Poblete, quien ya ordenó las primeras diligencias para dar con los responsables de este lamentable hecho que afecta no solo a la escuela, sino a toda la comunidad.