A pesar de todo eso, el comercio minorista se prepara y realiza su apuesta, con la esperanza de dejar atrás las sucesivas crisis: la recesión de 2019 y el parate del coronavirus en 2020. Después de un día de la Madre bastante bueno, aún sin poder recuperar los niveles pre pandemia, y de un noviembre “sándwich”, sigue la apuesta por las fiestas de Navidad y fin de año.

Georgina Mondino, representante del sector Minorista en la Cámara de Industria y Comercio local, explica su esperanza de que finalmente las ventas repunten lo necesario para “poder recuperar la carga negativa que venimos arrastrando” pero “en lo personal no soy tan optimista”. Y le apunta sobre todo al sobrecosto financiero que deben cargar en el precio todos los comercios que no pueden comprar al contado. “Al no tener capital de trabajo, hay que comprar financiado pero el costo de redescuento bancario está en el 45%. Ese adicional está incluido en el costo y finalmente en el precio ”, precisó.

Falta de mercadería

Lo insólito de este momento es que además, por más que se tenga el capital necesario para pagar al contado, no abunda la mercadería. Al menos en los rubros de indumentaria y calzado, que se manejan con mucha anticipación. Las temporadas se definen un año antes, en función de las expectativas que hay en ese momento.

Por ejemplo, los fabricantes de calzado prepararon todo el material de la temporada de primavera – verano en marzo y la entregaron en julio. Cuando se pensó el diseño del producto, la campaña de vacunación no había comenzado. “Por eso la opción fue diseñar una onda ‘Quedate en casa’. Productos más hogareños. Hoy, tenemos una gran demanda de indumentaria y calzado para fiestas y no tenemos como satisfacerla porque no se pensó en esta situación. Directamente no se fabricó”, comentó.

Por otra parte, los proveedores habituales están teniendo dificultades con los volúmenes de venta: “lo que antes resolvíamos con una sola compra, hoy tenemos que hacerlo con cuatro o cinco por esa falta de oferta”, explicó Mondino.

Inflación arriba del 40 %

Una de las quejas más reiteradas de los clientes es el nivel de precios.  Y la virtud del comerciante es intentar capear la situación y buscar variantes que le permitan seguir con la situación de venta.

Pero el aumento es real. “Mismo proveedor, mismo producto, octubre del año pasado contra octubre de este año, tenemos un aumento del 40 %”, precisó Mondino. Al menos en su rubro. Y traslada su reclamo al sector financiero: “siempre fue el más beneficiado en cualquier crisis. En el 2001 y ahora también. Necesitamos el servicio financiero, claro; pero el impacto en los precios de ese servicio es importante”.

“Si no apostamos a una economía que produzca y solo nos limitamos al negocio financiero, no tenemos horizonte. Es complejo. Si mi proveedor me traslada esa tasa de descuento financiero… más el 21 % de IVA, estamos hablando que el 70 % es impuesto e intereses. ¿Cuánto tiempo puede subsistir mi proveedor y el resto en esas condiciones?”, se preguntó.

Mientras tanto, las tasas de interés bancarias por créditos para recuperar el capital de trabajo superan el 40% anual, niveles que complican el funcionamiento del pequeño comerciante. Existen otras líneas de créditos con tasas subsidiadas, como las que ofrece el CREAR, “que son muy importantes en cuanto a la accesibilidad, pero demasiado escasos para poder dinamizar la economía. Un máximo de 500.000 pesos es insuficiente. Para un comercio pequeño implica apenas un mes de compra; no resuelve la situación ”, expresó. (un medio local)