Los enfrentamientos, captados en numerosos videos que rápidamente se propagaron en las redes sociales, mostraron escenas preocupantes de jóvenes involucrados en agresiones físicas, robos y heridos. 

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La policía se desplegó en el lugar de los disturbios, pero se encontraron con un dilema difícil de resolver. Al tratarse de menores de edad involucrados en las peleas, las autoridades manifestaron su incapacidad para tomar acciones directas en ciertos casos. Es un desafío para las fuerzas del orden lidiar con la situación, ya que la legislación en muchos lugares limita sus acciones cuando se trata de menores. 

«Los chicos sufren cambios corporales como la fuerza y la capacidad de pelear antes que la de razonar», explicó un especialista consultado sobre el tema. Este factor, sumado a otros elementos como la influencia de violencia social y el consumo de alcohol y drogas en algunos grupos juveniles, podría estar contribuyendo al aumento de estas conductas agresivas entre adolescentes.