El conocido youtuber Yao Cabrera fue condenado a cuatro años de prisión por los delitos de trata de personas y reducción a la servidumbre. La Justicia también dictaminó que deberá indemnizar a la víctima con la suma millonaria de 15 millones de pesos. Esta sentencia representa un hecho sin precedentes en la región, tal como afirmó Jorge Zonzini, mánager de medios, quien fue el denunciante en octubre de 2020.

Según Zonzini, presentó pruebas contundentes que evidencian la participación de Cabrera en «sistemas de multiestafas a niños vulnerables y sus padres, abusos sexuales, corrupción y facilitación de la prostitución a menores de edad, además de la venta de estupefacientes en sus eventos y teatros». Estas acusaciones han generado gran revuelo y fuertes reacciones por parte de la sociedad.

Ante la condena, Yao Cabrera expresó su inconformidad a través de sus redes sociales. En un mensaje dirigido a sus seguidores, afirmó: «Familias, amigos, estoy libre y bien. Siempre bien. Al fin. Juicio finalizado». Aunque negó estar detenido, agregó: «Yo estoy en casa, tranquilo nomás. Me voy a comer un asadito para festejar. No se preocupen, estamos activos. Que, por ahí, digan lo que quieran, Yo los espero tranquilo en casa». Sus palabras generaron controversia y dejaron perplejos a muchos de sus seguidores.

En cuanto a su futuro, Yao Cabrera decidió alejarse de la plataforma de videos y no producir más contenido. Reveló que se dedica a la reparación de aires acondicionados, dejando atrás su vida como influencer. Esta nueva dirección en su carrera se presenta como una oportunidad para reconstruir su imagen tras los escándalos y la condena que enfrenta.

Resulta evidente que este caso marcará un precedente importante en la región y pondrá a prueba los límites de la responsabilidad y la ética en el mundo virtual.