El juez Guillermo Merlo dispuso hoy una condena de 12 años de prisión para el roquense Ramiro Gutiérrez, hallado culpable del homicidio simple de Facundo Castillo y los intentos de homicidio de otras cinco personas, a fines de 2021. La definición buscó alejarse de los máximos pedidos por la querella (22 años); y la fiscalía (que había solicitado 16 años y 6 meses); pero también del mínimo solicitado por la defensa (8 años).

En un fallo que provocó muchas lágrimas y una emoción reconcentrada entre los padres y hermanos de Facundo – que aguantaron en la sala toda la lectura -, el juez descalificó los pedidos elevados por las distintas partes, por considerarlos “desproporcionados”. En los casos de la acusación, por “desmedidos”. Y en el caso de la defensa, “desproporcionado” pero por la baja cantidad de años.

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Ramiro Gutiérrez siguió la lectura de la sentencia desde el penal de Viedma, donde fue trasladado luego de los alegatos finales de las partes, que tuvo lugar el miércoles.

En su argumentación, Merlo explicó que la parte acusadora no había logrado demostrar en forma acabada la “extensión del daño” provocado por la conducta de Ramiro Gutiérrez, al embestir con su camioneta BMW 1 al grupo de jóvenes que salía de la fiesta electrónica. También sostuvo que no valoraron suficientemente “los atenuantes” del caso. Y en ese sentido, se extendió en la situación de su falta de antecedentes penales; en su inserción en la sociedad; su entorno familiar y los testimonios presentados por sus amigos afirmando que era “una buena persona”. También resaltó el pedido de disculpas efectuado por Gutiérrez en dos oportunidades.

El juez realizó un abordaje subjetivo de la actitud de Ramiro, resaltando que siempre “estuvo predispuesto” durante la realización del juicio y atento a colaborar con sus abogados. Y así y todo, realizó un fuerte ataque a la “subjetividad” con que la querella pidió una condena de 22 años de prisión.

“Un pedido tal – dictaminó -, se acerca más a la venganza que a la justicia”.

También cuestionó a la fiscalía y a la querella porque en la acusación original alegaron “un homicidio simple y cinco intentos de homicidio”, por lo que en los alegatos finales se extralimitaron al incluir agravantes que no habían sido considerados con anterioridad.

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Con respecto a la tesis de la defensa, que pidió el mínimo de ocho años de prisión, Merlo apuntó que “se centra en el homicidio simple” y pretende dejar fuera “los otros cinco intentos de homicidio”.

 

Sobre el cierre, destacó que las condenas en un sistema republicano liberal no pueden ser “ni crueles, ni mortificantes ni irracionales”, como tampoco pueden asemejarse a una venganza. En tal sentido, consideró como más equilibrada y justa una estimación de pena de 12 años de prisión.

En su pedido de 16 años de prisión, el fiscal Santiago Márquez Gauna había explicado que una condena eficaz debía encontrarse en un punto de equilibrio entre el mínimo y el máximo. Justamente, el promedio de los límites previstos por la legislación (entre 8 y 25 años), nos da 16 años. Ahora, el juez Merlo trazó el mismo sistema pero tomando otros parámetros: el promedio entre la mínima de 8 años (solicitada por la defensa), y la máxima de 16 (pedida por la fiscalía), nos da los 12 años que encontró como condena final.