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Detienen a un joven que “clonó” una tarjeta y robó dos millones de pesos

Un joven de 23 años fue detenido al comprobarse que había “clonado” tarjetas de crédito y débito, con las que realizó compras por más de dos millones de pesos en distintas localidades de la región. Utilizó la técnica del “skimming”, que consiste en la clonación de las bandas magnéticas utilizando dispositivos “fantasmas” en los cajeros automáticos o cámaras intrusas.

 

El personal de Delitos Económicos de la policía neuquina comenzó la investigación a fines de febrero, cuando recepcionó la denuncia de una mujer a la que le habrían sustraído de su cuenta bancaria unos dos millones de pesos. Se investiga si hay más damnificados por este accionar delictivo.

 

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La investigación comenzó con comunicaciones con las redes bancarias y de cajeros automáticos, analizando los distintos movimientos realizados con la tarjeta clonada en cajeros de distintas ciudades del sur de nuestro país.

 

El 28 de febrero el personal policial advirtió que se estaba realizando una extracción de dinero en un cajero de la ciudad de Comodoro Rivadavia. Se avisó a la División Delitos de la fuerza de Chubut, que inmediatamente comenzó un patrullaje por las zonas del cajero, contando con las descripciones morfológicas del presunto autor de los delitos económicos.Así pudo ubicar al sujeto en el interior de una confitería, identificándolo y secuestrando en el lugar varias tarjetas en su poder y un dispositivo utilizado para la clonación.

La fiscalía ordenó un allanamiento de un domicilio alquilado temporalmente por el sujeto donde se logró el secuestro de 23 tarjetas con bandas magnéticas. Por tal motivo la justicia determinó la prisión preventiva por 4 meses del joven. Desde la Policía del Neuquén se envió una comisión de efectivos de Delitos, para continuar con las diligencias y su posterior traslado a la ciudad de Neuquén.

 

Los delincuentes que recurren a este método buscan apoderarse de la información que está contenida en la banda margnética o en el chipo de cada tarjeta. Para ello, suelen instalar un lector espía en los cajeros automáticos que les permiten transferir esos datos a una tarjeta falsa; o utilizarlos para realizar transacciones de forma fraudulenta.

 

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Otra forma del “skimming” es colocar un frente falso en el cajero automático: con teclado e ingreso de tarjeta igual al original, solo que la tarjeta queda retenida por unos segundos y luego es devuelta al cliente. En esos segundos, la información privada fue copiada a un dispositivo oculto.

 

Otros dispositivos más sofisticados incluyen el uso de software malicioso; la utilización de cámaras para registrar los movimientos de los clientes; o un sofware en las terminales de pago.

 

Cuando los delincuentes han obtenido los datos de las tarjetas bancarias, pueden realizar compras, contratar servicios o retirar dinero, entre otras transacciones, así como vender la información en el mercado negro para que sea un tercero quien materialice el fraude. También es posible que los estafadores se dediquen a hacer pequeñas compras para evitar ser detectados fácilmente.

 

Por esa razón, las entidades bancarias aconsejan realizar un control permanente de las cuentas, a fin de detectar cualquier anormalidad que pueda ocurrir.

 


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