Una miel patagónica, orgánica y fraccionada en Roca, logró hacer pie en Tokio, la milenaria capital del Japón. Tres años de esfuerzo para lograr la certificación y el acompañamiento de la Cancillería argentina, lograron que el sueño se hiciera realidad. Carlos Levín, el productor y empresario rionegrino, manifestó su satisfacción por la concreción del proyecto.

Levín, titular de “Miel Río Negro”, preside la Cámara Argentina de Fraccionadores de Miel. Y desde ese lugar impulsa un cambio en la forma de vender el producto, tradicionalmente exportado “a granel” en grandes tambores. “Nosotros pretendemos venderlo como en el mercado interno, con nuestras marcas, con nuestra identidad. Y que ese valor agregado quede en el país”, argumentó.

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Con el apoyo de la Coordinación Nacional Apícola, la secretaría de Agricultura, la Cancillería y toda la logística de la embajada argentina en Japón, pudieron realizar una presentación y degustación en la capital nipona. Once empresas acompañaron el esfuerzo, entre ellas la que representa Levín.

En la actualidad, Argentina es el segundo mayor exportador de miel a nivel mundial, y el tercer proveedor del producto para Japón. La idea es sumar nuevos productos al exigente mercado oriental.

El emprendimiento de Levín hace 40 años que viene desarrollándose en General Roca; y hoy tiene 600 puntos de venta en 20 provincias argentinas. En esta oportunidad, la idea fue desarrollar un producto que pudiera certificar como “orgánico” y llegar a nuevos sectores. Un trabajo de tres años que permitió integrar esfuerzos de diferentes sectores.

El primer paso fue certificar el campo donde están ubicadas las colmenas, la estancia “La Querencia”, de Aluminé, donde las abejas se nutren de flores autóctonas. Las colmenas no pueden estar tratadas con alguna pintura acrílica, sino con aceite de lino. La cera utilizada en sus interiores debe ser de producción propia. Mientras que para los tratamientos sanitarios deben basarse en productos naturales previamente seleccionados.

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Este complejo proceso continúa por conseguir la habilitación de la Planta de Extracción, ubicada en Aluminé y administrada por una asociación de productores de la región. El último paso, que se dio en marzo, fue la certificación de la planta de fraccionamiento, que está en Roca.

“Fue un logro importante después de mucho trabajo de los productores y el apoyo de la Cancillería, la embajada y la secretaría de Agricultura. Nosotros queremos promover la posibilidad de exportar miel fraccionada, de incorporar valor agregado a nuestra producción. Eso es trabajo argentino, es inversión en el país”, resaltó el empresario.

Además del producto, para concurrir a Japón hubo que desarrollar un packaging diferenciado, directamente en inglés y con las condiciones que exige la legislación japonesa. “Es la primera vez que una miel orgánica de la Patagonia se presenta en un mercado como el japonés y la verdad es que estamos muy orgullosos”, resaltó.

Fue el primer paso de los muchos que se deben dar: seguir el interés de los consumidores, armar los circuitos de comercialización, garantizar una calidad y una cantidad de producción en el tiempo. Seguramente el inicio de una relación que tendrá mucho para dar.