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Editorial: Esa costumbre de alterar la estadística

La práctica de ocultar o distorsionar estadísticas oficiales no deja de ser grave, por más común y naturalizada que se encuentre en un país que guardó debajo de la alfombra durante años los datos reales sobre inflación, pobreza y desocupación.

En Roca parecía que se había visto suficiente al principio de la pandemia, con las cifras muchas veces sospechosas del reporte estatal sobre casos de covid-19.

Diciembre confirmó que esa experiencia gris del Ministerio de Salud tenía nuevas versiones para mostrar. La curva de personas de la ciudad con el virus activo se derrumbó hace diez días, sin que ninguna autoridad sanitaria tuviese un mínimo de vergüenza como para advertir que no estábamos ante una tregua del coronavirus sino que durante tres jornadas no se cargaron datos o directamente no se procesaron muestras tomadas a vecinos con síntomas de la enfermedad.

A regañadientes se había admitido a mitad de año que los domingos no había nuevos casos reportados en Roca porque era el día de descanso del personal de Laboratorio. Ahora, con nueve meses de pandemia en la mochila, es entendible que esos profesionales hayan descansado más días en el finde XXL. Lo que cuesta entender es por qué, existiendo un laboratorio privado en la misma Roca y otro en el hospital de Cipolletti, no se organizó un esquema para que los nuevos casos de la ciudad siguieran contabilizándose.

La tentación de exhibir un período de tranquilidad pudo más y el gobierno provincial dejó correr la sensación de que el virus sólo era un problema para un puñado de roquenses.

Lamentablemente para todos, la calma duró muy poco.

La semana pasada hubo nuevamente filas en el consultorio de Respiratorios, las noticias sobre contagios en la familia o en el círculo de amigos volvió a ser habitual y entre el personal del hospital empezaron a preguntarse con preocupación si el cierre de la UTI 2 de adultos no fue una medida apresurada.

Mientras tanto, la estadística oficial pasó del piso de 67 activos del miércoles 9 a los 194 de este sábado 19, día de cierre de una nueva semana epidemiológica.

¿Pero son 194? ¿Las personas no testeadas en esos tres días ciegos del finde largo fueron analizadas finalmente? ¿Alguien puede dar certeza de que en ese período en el que fueron “libres de covid” para el sistema estatal, y en consecuencia no tenían obligación de aislarse, no contagiaron a otras personas, contribuyendo involuntariamente a la circulación del virus?

¿Sobre qué base se van a tomar decisiones ahora? ¿Sobre los 194 casos -que están muy lejos del pico de 814 que tuvo la ciudad el 18 de octubre- o sobre la sensación de los integrantes de los equipos de salud de que la segunda ola está más cerca de lo que se creía?

Ante un tema tan delicado, no parece conveniente tomar medidas a partir de sensaciones. Para eso son importantes las estadísticas.

En Roca esos datos no son confiables y, por eso, no debería sorprendernos tanto que ahora se repitan los incumplimientos a las pautas de aislamiento. Hay una cuota importante de irresponsabilidad individual en esas conductas, pero también es cierto que el gobierno que le pide a esas personas ajustarse a las normas ha hecho bastante para restarle legitimidad a sus mensajes.

Por: Hugo Alonso [email protected]

(Gentileza lacomuna)

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