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Impacto ambiental: ¿Están contaminados los ríos de la región?

Impacto ambiental: ¿Están contaminados los ríos de la región?

En las últimas semanas los ríos de la región volvieron a ser noticia por sus caudales altos. Después de una década y media de sequía, estos cursos están recuperando parte de su espacio y generan trastornos a las familias que están asentadas en las proximidades. Pero también sigue pendiente un interrogante: ¿está afectando la explotación hidrocarburífera, especialmente en Vaca Muerta, la calidad de nuestras aguas?

Hay diversos estudios que se han ido realizando en los ríos Neuquén, Limay y Negro. Uno, fue realizado en forma conjunta las universidades de Río Negro y del Sur; el Conicet y el Instituto de Oceanografía. Y entre sus conclusiones, figura que los rastros de hidrocarburos que se encontraron se deben más a la presencia de vehículos que a la extracción aguas arriba.

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El biólogo Pablo Macchi – investigador de la Universidad de Río Negro -, comentó que lo que se advierte en el curso de agua es el fenómeno de antropización. Significa que la actividad humana (social, económica, recreativa), empieza a impactar sobre la naturaleza y sobre la calidad del agua.

Macchi precisó que los ríos “son la parte más baja de una cuenca”, por lo que “toda la actividad que se realice en la región va a terminar llegando finalmente al mismo cauce del río. “Terminan siendo el reflejo de la actividad de las sociedades que viven en los alrededores”, puntualizó.

La Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas, por su parte, desde hace 20 años realiza estudios periódicos sobre la calidad de las aguas. La constante encontrada: que hay más afectación de elementos biológicos en el paso de los grandes centros urbanos, especialmente los que no tienen planta de tratamiento de sus líquidos cloacales. En especial, la presencia de la bacteria “escherichia coli”, que vive en el intestino humano y que llega a los ríos a través de los sistemas de descarga.

Ambos estudios coinciden en algo: la situación “no constituye un riesgo para la salud y la vida acuática”, pero “hay que mantener un monitoreo permanente” porque todo curso de agua es cambiante. El responsable del área Ambiental de la AIC, Héctor Labollita, explicó que la diferencia entre los dos estudios es que “las universidades analizaron el contenido de hidrocarburos y agroquímicos en sólidos en suspensión; nosotros, en agua”. Lo que se busca es garantizar “la calidad del agua que se destina a consumo humano, a riego o para el uso recreativo” en la temporada estival.

El especialista explicó que en los estudios se detectan elementos “derivados de hidrocarburos, pero que son fundamentalmente residuos de combustión de motores, que llegan de alguna forma al agua”. Esta situación se da en aquellos sectores “con mayor densidad poblacional”. Puede ser por la utilización de lanchas, aunque “los motores de cuatro tiempos que se están usando han mejorado mucho el tema del impacto sobre el medio ambiente”. Para Labollita, es mayor la incidencia del lavado de motores y vehículos a orillas de los ríos o sobre los canales que finalmente llegan a los cauces.

En tanto, Macchi precisó que los hidrocarburos encontrados en los estudios son “hidrocarburos aromáticos” derivados de la combustión, ya sea en equipos, por la quema de neumáticos o de maderas.

Agroquímicos: algunas diferencias

Los dos expertos tuvieron algunas diferencias en cuanto al hallazgo de residuos de agroquímicos en las aguas. Situación que puede tratarse por la diferencia de los objetivos de cada institución: la investigación que realizaron las universidades buscó el impacto sobre los sedimentos, mientras que la AIC se concentró más en el agua. El primero encuentra resultados de largo plazo, porque los contaminantes se acumulan; mientras que el segundo visualiza más la “foto” del momento.

Macchi explicó que en el análisis efectuado se advirtió la presencia de agroquímicos, especialmente de “órgano clorados” que se encuentran prohibidos. Esto puede deberse a la persistencia en el tiempo, ya que se trata de compuestos muy agresivos y que no se degradan fácilmente. La demostración se encuentra en los alrededores de Cinco Saltos, donde todavía perduran los efectos de los productos elaborados por la antigua empresa química INDUPA.

Otra razón puede encontrarse en la posible utilización clandestina de productos similares, debido al alto costo que tienen los agroquímicos habituales.

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En tanto, Labollita manifestó que “los resultados de estos últimos años nos indican que a los cuerpos de agua principales llegan en mínimas cantidades. Sí en las zonas de desagües donde se retornan las aguas de chacras”. Explicó que se ha ido reduciendo en función de las mejoras que se introdujeron las fórmulas más utilizadas.

Los agroquímicos “legales” son productos “más amigables” con el medio, ya que tienen menos cantidad de compuestos y se degradan más rápidamente. Hace 20 años, la producción agrícola regional necesitaba de hasta siete aplicaciones para controlar la carpocapsa, con productos más tóxicos que los actuales. “Eso hoy no ocurre, por los controles; los cambios que se realizaron en estos productos y porque no son necesarias tantas pulverizaciones”, contó. Una causa adicional es la caída de la producción y la menor superficie disponible para la producción de frutas.

En cambio, ambos expertos coincidieron en que la afectación que puede haber en los cursos de agua de la región, hoy por hoy, no constituye un riesgo para las poblaciones. Pero advirtieron sobre la importancia de mantener los controles y de tomar medidas necesarias para que el impacto no siga incrementándose.

En resumen:



Gentileza anr
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